miércoles, 11 de mayo de 2011

Vincent Van Gogh


La historia de Vincent Van Gogh está rodeada de misterios, mitos y verdades a medias, es una figura enigmática que me cautiva debido a su vida, tan ordinaria como peculiar, Van Gogh es más que el loco pelirrojo que se cortó una oreja, es más que aquel epiléptico esquizofrénico que ingresa en el manicomio y se pega un tiro. Es uno de los genios más representativos del arte pictórico y es -quizá- un artista poco valorado en su época que sin embargo demostró su talento y su clara postura filantrópica.

Hijo de un pastor protestante, Van Gogh, entendía la pintura como vía de modificar a la sociedad y como vehículo de salvación personal. Se enfrentó -desde una óptica muy personal- a una vida que para él pudo resultar frustrante.

Y es que fue un personaje difícil en su relación con los demás, en el trabajo y en lo económico. Fue un fracasado en cuanto a lo amoroso, y es esta parte humana del artista lo que más me seduce.

Abandonó su trabajo en una casa de subastas por el deseo de ayudar a sus semejantes y se convirtió en miembro de un apostolado en una zona muy pobre de Holanda, debido a su carácter inestable no fue aceptado en el seminario de protestantismo donde intento ingresar.

Comenzó a pintar desde 1879 y tuvo un claro referente en Rembrandt. En esa etapa puso de manifiesto la vida cotidiana de los menos protegidos, se acercaba -con dignidad- a una situación de abandono social, por lo que sus gamas eran oscuras, los entornos pobremente iluminados y con tensiones de luces y sombras.

Cuando descubrió el Impresionismo en París de 1886 sufrió una gran decepción y un duro golpe debido a que -según el- se había dado cuenta de que su pintura no tenía vigencia... se sintió marginado. No obstante el conocimiento del
Impresionismo estímulo a Van Gogh a cambiar de estilo. Aclaro su paleta de colores y utilizó una gama luminosa.

A los 35 años, Vincent recibió una herencia que le permitió tener una casa en Arles, conocida como la casa amarilla. Su sueño era que el lugar se convirtiera en la sede de una gran comunidad de artistas que irradiarían su influencia hasta París. Para ello pensó en tener como socio a Paul Gauguin, quien iría a Arles para cobrar un dinero a su hermano Theo y quien -sin saberlo- se convertiría en pieza clave en la vida del artista y factor fundamental en el mito de su oreja.

En 1888 se trasladó a la casa amarilla, donde vivió una primavera apacible, placida y de equilibrio, lo que cambió cuando invito a Gauguin a pasar las fiestas decembrinas en su casa. Pronto surgieron desacuerdos y fricciones entre ambos.

Sirvió de nada la decoración con cuadros de girasoles que pintó Vincent para darle la bienvenida a Gauguin, su sueño de la comunidad de artistas nunca se haría realidad, sus caracteres y gustos totalmente diferentes inevitablemente chocaron.

Gauguin era ateo, mientras él profundamente religioso. Por otra parte, mientras Vincent se entregaba con el corazón y el alma para ser lo que esperaban de él y ser una fiel representación de su sueño artístico, Paul veía el culto al artista como un juego. Para Gauguin sus propios cambios de temperamento eran un juego; los de van Gogh eran "mortalmente honestos". Gauguin se burlaba de la candidez de Van Gogh y arremetía contra su manera de pintar.

Todas estas circunstancias provocaron que Vincent se sintiera inseguro de su propio arte y talento, e incluso de su propia identidad.

La crisis estalló el 23 de diciembre. Van Gogh, -agotado por las impertinencias de Gauguin- intento agredirle con una navaja de afeitar, sin embargo, su acumulado resentimiento le llevo a mutilarse la oreja. Así es como nació el primer síntoma de su desequilibrio mental y el más importante de sus mitos.

Sin embargo existen diversas versiones de este hecho, otra cuenta que en la acalorada discusión Vincent reacciono y se sintió apenado por lo sucedido así que decidió amputarse la oreja como muestra de arrepentimiento, una más nos dice que un día Paul salió sin avisar a donde iba y Vincent -sospechando que era el fin de su sociedad- lo siguió, pero Gauguin presintió que alguien lo seguía así que volteó súbitamente y cuando lo hizo Vincent escapó. Gauguin menciono en sus memorias que vio a Vincent con un cuchillo en la mano. Esa noche Gauguin durmió en un hotel por seguridad. .

Regreso a la casa amarilla a la mañana siguiente y todo era un caos. La noche anterior Vincent se habría cortado el lóbulo izquierdo de su oreja y llevado envuelto en un pañuelo para obsequiarlo a una prostituta. Sin lugar a dudas la verdad es relativa y tiene más de 2 ángulos, parece imposible saber a ciencia cierta qué fue lo que ocurrió realmente, después de todo: la historia es la mentira encuadernada.

Hasta ese entonces, sus crisis como artista habían sido personales, -ya sea en sus cartas o pinturas- pero desde ese momento Van Gogh fue catalogado como lunático y amenaza pública para su vecindario. Después de esos tristes episodios Vincent sufrió ataques de paranoia y fue internado en un manicomio en mayo de 1889 donde permaneció un año, alternando la alucinación con momentos de tranquilidad.

Algo altamente destacable para mí es que en ningún momento dejó de pintar, las obras de ese periodo evidencian sus tensiones y desequilibrios. Cuando Van Gogh salió del manicomio, se estableció en Auvers, donde lo acogio el Doctor Gadchet, amigo de su hermano Theo. Allí pasó sus últimos meses, en una de sus últimas cartas manifestó abiertamente cómo la pintura le estaba llevando a la destrucción. Abrumado por la soledad, -dicen- se dio un tiro el 27 de julio de 1890 del que murió dos días después. Sin embargo su majestuoso talento continua presente hasta nuestros días cautivando a propios y extraños y mostrándonos lo más profundo de quien fue un genio incomprendido, quizá, adelantado a su tiempo, todo esto a más de un siglo de distancia.

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