miércoles, 26 de junio de 2013

Intimidan a estudiante mexicano en Cali. (Crónica de mi bienvenida caleña)

¡El riesgo de Colombia es que te quieras quedar! ese fue el slogan de la campaña de publicidad a favor de ese país que hasta hace unos meses estaba vigente, y que yo pregonaba arduamente era verdad… hoy sé que hay un riesgo más: Ser intimidado por un grupo corpulento de seguridad de un líder sindical y político de izquierda.

Los hechos ocurrieron en la ciudad de Santiago de Cali, Colombia, a las 7 de la noche, cerca del parque Jorge Isaacs. Un servidor llegó a la capital de la salsa en busca de baile y diversión y se encontró con el lado oscuro de Colombia. Resulta que viajé toda la madrugada desde Ibagué hasta “Cali Pachanguera” para despedirme de esta tierra que durante 5 meses me dio más de lo que yo aporte, este sería el boche de oro en mi recorrido por las tierras colombianas, así que en lo que encontré donde hospedarme (Hotel Plaza), me di un baño merecido y tome una pequeña siesta me cogió la tarde. Salí del hotel para almorzar una “Colita cubana” con un guarapo bien frío y me encaminé hacia la Iglesia de la Hermita, una construcción de comienzos del siglo XVII dedicada a Nuestra Señora de la Soledad y al Señor de la Caña.  Estando ahí tome algunas fotos, y cruce para el parque Jorge Isaacs… donde escuche un alboroto bacano que provenía cruzando la avenida, “Salsa, lo que estoy buscando”, me dije, y sin pensarlo apresuré mi paso hacia allá.

Se trataba de un evento donde líderes de la izquierda y personal de “Sintraemcali” hablaban sobre la reunión “secreta” acontecida la mañana de hoy justo en ese mismo lugar del Presidente de Colombia Juan Manuel Santos y Rodrigo Guerrero el alcalde de Cali, y celebraban la no privatización de su empresa, la única a nivel nacional que es independiente, algo que hay que reconocer. En eso le cedieron la palabra a un diputado líder del movimiento y fue cuando comenzó lo bueno. No recuerdo su nombre, creo que se trataba de Alexander López Maya pero no estoy seguro, el caso es que como fiel político de izquierda dio un discurso acusando a los “oligarcas” de todos los males habidos y por haber en Colombia, de los nexos de Uribe con el paramilitarismo, en fin, algo que se podría escuchar en un discurso de López Obrador.

Es un político convincente, su discurso realmente era conmovedor, yo analizaba su lenguaje corporal, sus ademanes, sus palabras y me sorprendía el buen manejo que tiene de la oratoria… tome video, algunas fotos en primer plano, fotos de la multitud escuchando, y demás cosas para analizar desde el ámbito académico, quienes me conocen saben que a mí me apasiona la comunicación política, de pronto un personaje loco, de esos que hay en cada partido o movimiento, me pidió en tono agresivo no tomar fotos al político y cruzó conmigo una que otra ofensa caleña asegurando que estaba tomando fotos a escondidas. Yo le dije “fresco, soy turista” un policía llego, me pidió que me identificara, lo hice, revisó si llevaba armas, se dio cuenta que no era un tipo peligroso y me dejó ir, me fui a otro lado, ahora a tomar fotos de un ritual religiosos que realizaban ahí mismo… en eso el grupo de seguridad del político me abordó violentamente y me quitó mi cámara. Que me identificara, que de que medio era, que qué quería, que quien me había mandado… yo mostré de inmediato mi cédula y explique por qué mi visita a su ciudad: “Soy turista, estudio en Bogotá, llevo 5 meses en Colombia, vengo de México…” -¿De México, y qué hace usted acá? – Ya le dije, soy estudiante, bla bla bla… -Muéstreme las fotos que tomó, ¿Para que las quiere?, ¿Viene solo?, ¿Pertenece a alguna agencia de inteligencia?, ¿Te mandó Slim?... total que después del burdo interrogatorio me pidieron que abandonara el evento a lo cual yo accedí totalmente, al cabo que ya ni quería seguir ahí.

Caminé alejándome de donde se llevaba a cabo eso y me senté en una banca, hasta ahí me siguieron los señores de “Seguridad”, uno de ellos, ya en un tono “más amable”, me dijo: Y estuviste de suerte, porque si hubiera sido en otro momento, en otro lugar, no la cuentas… y me contó su versión de la historia. Resulta que ese grupo ha sido amenazado de muerte, se rumora de infiltración de la guerrilla, han matado a activistas del sindicato y apenas este 16 Enrique Imbachí fue víctima de un intento de homicidio, por eso, me dijo, están atentos de cualquier actitud sospechosa… los ánimos se van calmando y en eso llega una persona en actitud acusatoria con un séquito de oficiales: “Es él” mencionó con voz de trueno, señalándome como en esas películas de antaño… yo me paré y nuevamente hice todo el protocolo de explicar quién soy y mostrar mis papeles… Me pidieron que borrara las fotos y yo lo hice, colaboré en todo lo que me pedía la autoridad… pero había un hombre que insistía, -¡Ese hombre es de inteligencia!, alguien lo ha de haber mandado, ¿Desde hace cuánto está en Colombia?, - llevo 5 meses, pero ahora vengo de Ibagué – ¿Alguien puede corroborar la información? ¿En dónde se hospedo?, -Total que les di la tarjeta del lugar donde me hospede, llamaron y comprobaron que efectivamente había estado ahí días antes.  ¿Qué hace un mexicano sacando fotos a nuestro líder?... total que ya eliminadas las fotos y videos una voz chillona mencionó “Hay que formatear o destruir la memoria, porque así puede recuperar las fotos con un software especial”… y de nuevo toda una odisea…

Llamaron a un periodista para que verificara si mi cámara tenía memoria interna, fueron a conseguir una memoria para reponérmela, no encontraron una de 8GB y me dieron 2 de 4,  en un momento estaba rodeado de un grupo de “izquierdistas” y policías, lejos de mi país, acusándome de algo que a leguas se veía, no era cierto, y es que no sé cómo luzca un agente de inteligencia, o un sicario, o un paramilitar, o lo que pensaron que era, pero pienso que estoy muy lejos de tener esa imagen… en resumidas cuentas, detalles más, eso fue lo que pasó.

En esta concatenación de sucesos debo reconocer la labor de la policía quien en todo momento  se mostró ecuánime y me dio la razón, evitando que la masa de emociones pasara a mayores consecuencias, en especial al patrullero Jorge, quien se comprometió a traerme mañana mis fotos que se encontraban en la memoria y que confiscaron “por seguridad”. En este mal rato aprendí que hay que extremar precauciones, uno no puede ir por la vida como Juan por su casa, pero como me lo mencionó un policía: -Yo me siento apenado con usted, que viene a conocer mi país para compartirlo con su familia y cómo lo trataron, se va a llevar una mala imagen de mi ciudad” y es cierto, no es posible que cualquier grupo ideológico o político trate de esa manera a una persona, solo por parecer sospechosa, no puedo decir que ahora tengo una mala impresión de Cali porque estoy consciente que no toda la gente es igual y espero mañana mejore mi día, pero si me deja un mal sabor de boca.

Ahora, ya más tranquilo, atrincherado en la habitación del hotel, veo este suceso como algo “chistoso” y una anécdota que contaré a mis hijos, y que aunque pudo pasar a mayores agradezco a Dios que no haya sido así. Mañana pensaré que medidas seguir, quejarme en la embajada, presentar una denuncia, utilizar los medios para exhibir a ese grupo o simplemente dejar ir ese mal momento. Por ahora, me daré un buen baño, y me dispondré a dormir escuchando aquella salsa de Grupo Niche que reza: Aquí no hay problema, aquí no hay pelea, mi gente de Cali disfruta y rumbea.



P.D. Para los que aún tienen dudas sobre mi identidad anexo link con más datos sobre mi persona.

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