Una
vez yo tuve la ilusión de volar… ¡Y volé!
Hoy
me encuentro sentado frente a una fuente rodeada de árboles, en el Parque
Nacional Metropolitano de Bogotá, en Colombia, el viento sopla y el cantar de
los pájaros es la melodía de fondo. Hace 20 días llegué a este país al cual he
tenido la oportunidad de ir descubriendo paso a paso y hoy me he dado el tiempo
para compartir mi experiencia…
Antes
de saber hacia dónde vas debes tener muy claro de dónde vienes, lo que has
pasado para llegar a donde estas, las piedras que tuviste que esquivar y desde
luego los días soleados del camino. Para mí el hecho de viajar a otro país representaba
un ideal, algo más bien utópico, un
deseo presente por supuesto, pero difícil de alcanzar.
Viajar
al extranjero representa un gran costo económico lo cual simbolizaba la mayor
dificultad, sin embargo pienso y tengo la firme convicción de que cuando algo
se quiere se debe luchar por conseguirlo, el que quiere hacer algo encontrará
siempre un medio, el que no, encontrará escusas. Así que realizar un
intercambio académico se convirtió en uno de mis objetivos del 2013.
Deje
Nopalucan de la Granja para radicar en Bogotá, algo que pude lograr con estudio,
esfuerzo conjunto de mi familia y por supuesto gracias a mi alma mater la
Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, hace 20 días me embarque en esta
aventura de 5 meses, lleno de miedo, con una maleta repleta de ilusiones, sediento
de aprendizaje, de aventuras por descubrir… deje mi familia, mis
amigos, deje la comodidad de una casa, a la gente que quiero y me quiere, por
seguir mi ideal… deje mi barrio, mi pueblo, mi Puebla, para volar hasta un
lugar por completo desconocido, a una universidad diferente, con un pensamiento
distinto, pero hoy estoy seguro que para hacer cosas grandes debes alejarte de
tu zona de confort, debes retarte a ti mismo para descubrir de que estas hecho
y yo lo estoy afrontando.
El
intercambio representa la primera vez que me subí a un avión, más aún, fui el
primero de la familia en viajar fuera del país, en toda América Latina el
número de estudiantes que tienen la posibilidad de ir a la Universidad es
reducido y los afortunados que tenemos el privilegio de realizar un intercambio
internacional es aún menor, he ahí la enorme responsabilidad de aprovechar esta
experiencia.
Arribé
al aeropuerto “El Dorado” a las 6:20am del 31 de enero de 2013 y desde ese
momento cada día ha sido de un profundo aprendizaje.
Lo
primero que aprendí es que en vez de “pagar” aquí dicen “cancelar” que el “gansito”
se llama “pipiolo”, las “sabritas” “margaritas”, el agua “ciel” se llama “brissa”
y “telcel” “Comcel”… “siga” significa “entre” y “a la orden” “para servirte”
Pero
también aprendí que las condiciones política y sociales no son tan diferentes a
las de mi país, aquí también hay un duopolio televisivo y son pocas las
familias que controlan los medios de comunicación y por ende la información,
además tienen relación consanguínea con los presidentes, alcaldes, y en general
la clase política colombiana. Existe una visible división de mundos, de clases, dependiendo en donde vivas o compres es el lugar que ocupas en la
escala social… con plata puedes comprar casi todo, y desde luego hay gente de
todo tipo, desde el taxista que nos cobró 40 mil pesos por un trayecto de menos
de 20 hasta la señora que nos dio “raí” al Chorro de
Quevedo
En
la cuestión gastronómica extraño los tacos, las quecas, el pozole “las jarochas”
de C.U. y por supuesto el mole poblano, pero he aprendido a encontrarle sabor a
la cocina colombiana. La Fundación Universitaria Los Libertadores a la que debo agradecer techo y
comida me ha acogido excelente y aunque continúo en el proceso de saber dónde
queda cada salón siento que mi paso por esta institución, donde la libertad, el
orden y la justicia son los pilares fundamentales, será de gran ayuda para mi
formación personal y profesional
Todo
lo que estoy viviendo me ha servido para valorar lo que deje en México, me ha
abierto el panorama y mostrado un mundo totalmente diferente, me ha quitado prejuicios
del pasado, me ha ayudado a reforzar mi ideología, y esto es solo el principio
Después
de casi un mes de terminar las noches con un tinto, de que me hablen de usted,
de acostumbrarme a llevar paraguas cada que salgo y tratar de no decir “mande”
sino “dime” puedo asegurar que será un tiempo maravilloso
Y
esta aventura apenas está comenzando
¡Bacano!
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