miércoles, 2 de octubre de 2013

La vida a los 22

Un día como hoy hace exactamente 45 años nuestro país vivió uno de los episodios más tristes de su historia; la masacre de Tlatelolco. Evento que descubre a la impunidad como la principal enfermedad de México. Una fecha marcada con sangre por un gobierno autoritario y represor que no supo o no quiso escuchar las demandas de sus jóvenes. 2 de Octubre de 1968.

23 años después, en el año en que Gorbachov dimitió como como Jefe de Estado de la Unión Soviética, en un municipio del Estado de Hidalgo llamado Tlaxcuapan fue donde vi la luz por primera vez, aproximadamente a las 0:30am hora a la que muchos le atribuyen mi naturaleza nocturna.

Después de pasar un par de días en la incubadora mis papás me llevaron al Estado de México, Apaxco, de donde es originaria mi mamá, ahí pasé los primeros 5 años de mi vida, ahí crecí arropado por mis tíos, primos, abuelos… ahí me dieron amor, y aprendí las primeras lecciones de la vida, lo verdaderamente importante.

A partir del 96 mis papás y yo viviríamos en Guanajuato, cuna de nuestra independencia, más concretamente en Celaya, pero el destino tenía otros planes. Después de un par de meses en la ciudad de la cajeta llegamos a un Estado al cual adoro y del que me siento parte. Uno no es de donde nace sino de donde se siente, y yo me siento orgullosamente poblano. Ni Hidalgo, ni México, ni Guanajuato… Puebla sería el Estado que me vería crecer, caerme, equivocarme y seguir adelante, aprendiendo. Desde entonces a la fecha han pasado infinidad de cosas.

Aquí ya he revelado 2 de los mitos que encerraba mi persona. 1.- No nací en Puebla 2.- Tengo 22 años (aunque todos me vean mayor y aunque un par de veces y por diversas razones haya dicho tener más edad)

La vida a esta edad se me antoja interminable, con ese deseo juvenil de querer comerte el mundo a rebanadas, con ese aire de hacer lo imposible, de cambiar al mundo. Y no es una simple ilusión soñadora, es una convicción transformadora, para cambiar algo hay que estar conscientes de lo que pasa, hay que ser críticos de lo que ves, escuchas y crees sentir. Los 22 es la edad en la que se te caen muchas vendas de la cara, algunas de ellas impuestas por la sociedad, por los medios, o peor aún por ti mismo. Lo que hace diez años creías malo hoy no lo consideras tanto, te das cuenta que todo es un constructo social, que la verdad tiene más de dos caras…

Es cuando oficialmente te quedan 2 años como joven (Según la Organización de las Naciones Unidas) Es situarte en la mitad de la montaña rusa, en la cúspide, en lo más alto. Es tiempo de equivocarte, de romperte la madre e intentarlo de nuevo, total ¡Somos chavos! es tiempo de diversión, claro, pero cada vez con más responsabilidad, con consciencia, no como en la prepa. Es tiempo de tomar acción, de sacudirte la apatía y preocuparte por tu colonia, tu pueblo, por tu país.

En estos años de vida debo agradecer a Dios, no al fabricado por alguna religión para obtener ganancias económicas, no al inventado por el gobierno para manipular a la gente, sino al mío, por darme tantas bendiciones. Por darme la oportunidad de vivir cosas que jamás imaginé, lugares asombrosos y sobre todo personas como tú, que estás leyendo esto. Mi éxito en esta vida radica en las personas que he tenido la fortuna de conocer. Todas magníficas, todas irremplazables...

Nunca serás tan joven como cuando tenías 22, por lo que espero que este nuevo año de vida sea para concretar planes y proyectos, para compartir con mis seres querido y nunca dejar de aprender.



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