Uno de los retos más importantes para los equipos de campaña en las elecciones es sin duda dejar de ver a la comunicación como elemento ornamental y otorgarle un papel central en la estrategia.
Ya mucho se ha hablado de la importancia que tiene la comunicación en la política y sus implicaciones en la obtención de votos, sin embargo, falta mucho para que deje de ser maquillaje que trate de disfrazar la deficiencia de los actores políticos y adopte de una vez por todas su rol estratégico.
Para lograr esto es necesario comprender que en una campaña política todo comunica, incluso lo que no se dice o no se hace, por lo que todos los mensajes que se brinden deben estar cuidadosamente estructurados y adecuarse no sólo a la estrategia general sino también a las expectativas del electorado, a las características y estilo del candidato, e incluso a las estrategias del adversario.
Actualmente la actividad política se basa en comunicar asertivamente, en mensajes que deben ser emitidos, neutralizados o destruidos, por lo que tomar fotos y subirlas a redes sociales no debe ser más que una pequeña parte de las acciones comunicativas. La verdadera comunicación debe palparse en las calles.
Es en tierra donde también se debe fortalecer la imagen del candidato, por lo que un concepto fundamental que debe estar inmerso en la estrategia es indudablemente “La percepción” ya que, para el elector, su percepción es la realidad, y aunque en la discusión filosófica la apariencia sea rechazada por ser sólo un reflejo de la verdad, en la comunicación política es el punto de partida y de llegada. No cómo es, sino cómo es percibido el candidato, es lo que importa en una campaña política, y es también trabajo del estratega de comunicación cuidar o modificar esta imagen y posicionarla en la mente colectiva.
En las campañas es de suma importancia utilizar a la comunicación para que sean los ciudadanos los verdaderos protagonistas de las mismas. Es momento de dejar de lado los grandes espectaculares que no conectan, o de utilizar las plataformas digitales únicamente para difundir los temas del candidato, para iniciar un verdadero diálogo sobre los temas que realmente le preocupan a la gente.
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